Si hay un espacio de nuestro hogar que entendemos como íntimo y personal es la habitación. Es nuestro refugio, el lugar en el que nos sentimos cómodos y reconfortados y, por tanto, deberíamos cuidar las condiciones que se establecen en el mismo.
Una de las condiciones que hay que vigilar es la higiene de la ropa de cama. Pero debemos distinguir entre las sábanas y el edredón o la colcha, pues se trata de prendas totalmente distintas, especialmente por el uso que le damos a unas y a otro.
Los expertos recomiendan que cambiemos las sábanas una o dos veces por semana, para mantener a raya los posibles virus que puedan anidar en las mismas. Si el trabajo o nuestro ritmo de vida no permiten que se cambien dos veces en semana, podemos hacerlo una vez, coincidiendo con el fin de semana, que es cuando más tiempo solemos pasar en la cama, ya que podemos alargar nuestras horas de sueño y descanso.
Hay quien recomienda tener solo un par de juegos de sábanas por cada temporada, para poder hacer el cambio, lavar sin prisas y poder vestir la cama de limpio, y así no tener que ocupar tanto espacio.
En cambio, el edredón, la colcha o el plumón se deberían cambiar dos veces al año, a ser posible haciendo que esta tarea coincida con los cambios de estación. Y es que, puede que tengamos un edredón más grueso o que ofrezca más calor para el otoño/invierno y uno más liviano o una colcha, que suelen ser de tejidos más finos, para la primavera/verano.
Los expertos en decoración y estilos de vida sí coinciden en considerar que es positivo airear el edredón o la colcha varios días a la semana. Y es que, a pesar de que no está en contacto directo con la piel y el cuerpo, es cierto que puede acumular polvo del ambiente.